En los periódicos de más tirada de nuestro país podéis encontrar entrevistas al filósofo francés Roger Pol-Droit, un señor que hace gala de la filosofía como un elemento de la vida cotidiana y que visitó Madrid en el mes de febrero. En uno de sus más recientes libros, Si me quedara una hora de vida, se plantea a sí mismo y a sus lectores esta situación límite y qué decidiría hacer con esa hora antes de "pasar al otro barrio".
Esta pregunta tiene que ver con los valores propios de la jerarquía de cada uno, y no es una pregunta solo existencial, sino plenamente moral.
También tiene que ver con la autoconciencia de nuestra finitud que caracteriza al ser humano a diferencia del resto de animales.
Tomo prestada su idea para preguntaros a vosotros: ¿qué haríais con una hora de vida? Imaginaos un holocausto nuclear anunciado, un ataque organizado de zombis, una epidemia de ébola mundial (uffff...).
Para que se interprete bien este ejercicio, hago constar que se trata de plantearse, en realidad, los valores de cada uno, y como los materializaría en una decisión activa. Por ejemplo, hay quien tomaría esa hora para estar con sus seres más queridos, otros aprovecharían para pedir perdón por asuntos del pasado, otros rezarían a su dios, otros pondrían un mensaje en una caja que enterrarían bajo tierra, otros releerían sus poemas favoritos....
Este es un fragmento de la entrevista que hicieron a Pol-Droit en El País:
"P. En Si solo me quedara una hora de vida elige usted el momento final para hablar sobre lo que es importante en la vida.
R. He escogido esta aproximación para intentar llegar a un momento de verdad. Imaginemos que nos quedan 3.600 segundos por delante. Es una ficción que nos pone frente a lo que no queremos ver: el carácter finito de nuestra existencia. Si nos queda una hora, ¿qué decidimos hacer de esencial? Uso este dispositivo para exponer lo que me parece más importante de lo que he comprendido de la vida.
P. ¿Y qué ha comprendido de la vida?
R. Lo primero, que hay que escogerla. No la podemos ver desde fuera, estamos inmersos en ella. No sabemos exactamente de qué se trata, pero lo que podemos decir es lo que nos enseñan nuestras sensaciones. ¿Qué me ha enseñado la vida? La duda, la ignorancia y la confianza en las sensaciones físicas."
(http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/13/actualidad/1423830518_127946.html)